miércoles, 14 de noviembre de 2012

Capítulo 1

El teléfono comenzó a sonar. Me lancé a por el móvil que estaba encima de mi cama. Observé la pantalla luminosa y noté como la respiración se me cortaba, el corazón se me aceleraba y una sonrisa nerviosa asomaba en mi rosto.
Pulsé el botón verde y lo acerqué al oido.

-¿Sí?-pregunté.
-Soy...-hubo un silencio. Mi sonrisa se acentuó- bueno ya sabes perfectamente quién soy ¿no?
Su arrogancia era latente hasta a través de la línea telefónica.
-Ummm-me llevé el dedo índice al labio, como si él me estuviera viendo.-No, ¿quién eres?
Se ríe claramente manchado por los tintes del tráfico de la calle.
Desde que lo conocí no dejaba de pensar en él y no entendía el por qué. Era arrogante, narcisista e irónico. Siempre me había parecido un chulo que todas las chicas le querían, excepto la única que parecía un poco más inteligente que las demás, yo. Aunque desde una tarde, cambié de opinión de él.
-¿Cómo has sido capaz de olvidarme?-me recrimina él.
Ahora la que se ríe soy yo. No sería capaz de hacerlo por mucho que me lo propusiera y él lo sabía perfectamente. Estaba segura que hacía tiempo, me habría parecido muy, muy estúpida.
-Sabes perfectamente que...
-¡No!-interrumpió él riéndose. A su risa se une la mía.
Aquello juegos eran habituales entre ellos desde hacía apenas unas tres semanas y estaba ansiosa por ver a que me llevaban. Era muy extraño para mi edad pero, nunca había tenido un novio, ni siquiera un rollete. Había estado siempre sola y no lo soportaba más.
-Vale-acepté-, nunca podría olvidarte, Álex.
Aunque no podía verle, sentí su risa de satisfacción. Conocía sus gestos a la perfección, seguramente mejor que él mismo. ¿Tal era mi nivel de obsesión por él? Sí, estaba completamente enamorada de él; un chico engreído y estúpido, pero me encantaba como era.
-¿Quieres quedar esta tarde?-preguntó muy serio. Aquello me cortó la respiración. ¿Estaba pidiéndome una cita? No lo sabía bien pero estaba totalmente feliz. Mi corazón bombeaba sangre al ritmo de un Ferrari en una carrera de Fórmula 1.
Me senté en la cama, intentando tranquilizarme. Aunque parecía imposible, logré hablar con cierta normalidad:
-¡Cla... Claro! ¿A qué hora y dónde?-pregunté ansiosa.
Álex rió. No me extrañaba, él siempre parecía frío como si no tuviera emociones intensas. Aunque parecía que yo era la única que lo podía notar. La mayoría de las chicas de mi clase decían que era extremadamente romántico. Era falso, pero no me importaba simplemente me gustaba.
-A las cinco, en el parque Estola. No llegues tarde-añadió, para más tarde colgar.
Me dejé caer en la cama y miré al techo, con alegría. ¡Iba a tener una cita con Álex!

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